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Cinco efectos psicológicos de la cuarentena.

Los efectos psicológicos y emocionales pueden variar a medida que los días en el estado en cuarentena vayan transcurriendo. Es imprescindible poder saber qué nos pasa y cuáles son las herramientas con las que contamos para sobrellevar esta situación, cuidándonos a nosotros y a los demás. Es esperable que se haga presente por momentos una sensación de irrealidad, vemos el mundo desde la ventana y nos es difícil aceptar lo que está ocurriendo. Esta montaña rusa de sensaciones, emociones y pensamientos que podemos tener en tan solo un día es completamente normal y es una fase más de este proceso de aceptación y adaptación a esta nueva realidad inesperada que se nos impone.


Los efectos psicológicos de la cuarentena:


*Miedo ante el no control: En primera instancia, hay que hacerle lugar a ese miedo y estar atentos en no caer en el pánico, ya que desde ese lugar no podemos pensar con claridad ni accionar desde un lugar racional. El no tener control sobre la situación puede resultar desesperante pero tenemos la gran posibilidad de controlar lo que suceda en nuestro interior y la manera en la que nos posicionamos frente a esta realidad. Aparece también el temor a perder un ser querido o a la infección. Si aparece el miedo a contagiarse se debe llevar a cabo las medidas necesarias de público conocimiento para evitarlo, pero sin obsesionarse, sin derivar en comportamientos obsesivos-compulsivos. Asimismo, para reducir (en la medida de lo posible) el temor a que personas cercanas se infecten hay que respetar la misma estrategia: protegerlos y recordarles a su vez, que se se cuiden, porque de esa manera, al mismo tiempo nos cuidan. Darle esa responsabilidad a nuestros mayores los motiva a hacerlo. Se trata entonces de cuidarnos para cuidar también a los otros y recordarle a los otros que se cuiden para también cuidar de nosotros mismos. Por otro lado, si a alguien le ha dado positivo, tener en cuenta que en una buena parte de los casos, la enfermedad puede pasarse en casa tomando las medidas de aislamiento convenientes. Se debe estar pendientes si aparecen los síntomas.


*Ansiedad ante la incertidumbre: El peor enemigo en escenarios de adversidad es la incertidumbre, el no saber qué va a pasar. Ese "no saber" deriva en angustia y ansiedad. Uno de los efectos asociados a la cuarentena es preguntarnos qué será de nosotros. ¿Cuando voy a poder recuperar mi vida normal? ¿Estarán bien mis seres queridos? ¿Qué va a pasar con mi trabajo? ¿Podré mantener estable mi economía? La ansiedad se alimenta de las preguntas y de la incertidumbre. Si nos preguntamos de manera continua cuánto puede alargarse esto, la ansiedad será mayor. No hagamos ese abismo más grande ni demos más alimento a la mente ansiosa. Recordemos la razón de por qué estamos haciendo la cuarentena: para reducir las infecciones, protegernos y proteger a las personas más vulnerables. Centrémonos en el momento presente. Es lo único que importa, el aquí ahora, el cuidarnos. Procuremos darle ocupaciones a la mente para que logre focalizarse en otros asuntos por ejemplo leer libros, realizar algún curso o seminario online, cocinar y aprender nuevas recetas, etc.

*Angustia ante esta realidad que se nos presenta: Esta realidad genera angustia. Vemos y escuchamos a través de las noticias relatos desgarradores. Al tener empatía, podemos ponernos en los zapatos de los otros y el sufrimiento ajeno puede llegar a tocar de cerca. ¿Qué va a pasar con todo esto? ¿Encontrarán alguna vacuna o medicación más específica? ¿Cómo será el mundo después de lo que está sucediendo? el "no saber" aparte de disparar la ansiedad, dispara la angustia. La angustia psicológica hacia el futuro puede ser inmensa. Se debe racionalizar, evitar derivar en hechos negativos que aún no han sucedido. Recordemos, lo único que importa ahora es cuidarnos para cuidar al resto de las personas.


*Estrés ante el cambio de rutina: Las personas tenemos costumbres, hábitos y rutinas específicas. Cuando esto se rompe de forma imprevista de un día para el otro, el cerebro entra en alarma y experimenta estrés. Nuestra vida cotidiana está llena de diversas rutinas, las mismas son necesarias para el bienestar de nuestro psiquismo. Para aliviar este estrés que experimenta el cerebro ante la ruptura de sus hábitos, es imprescindible darle rutinas claras: trabajos en casa, tiempo de ocio, tiempo de descanso y ejercicios. Por otro lado, el aislamiento también genera estrés pero tratemos de tener presentes que más allá de esta situación que nos aleja físicamente continuamos comunicados. Gracias a la tecnología, existen muchos medios de comunicación hoy en día, aprovechemos esta herramienta con la que hoy contamos. Las llamadas, mensajes, videollamadas, redes sociales, el estar en comunicación con otras personas alivia el estrés del aislamiento. Es vital que reforcemos el contacto aunque sea virtualmente. También hay personas que están realizando la cuarentena en casa con otros miembros familiares, la clave en estas circunstancias es la actitud y contar con un espacio del día en la que estemos solos, un momento en el día que sea nuestro, ya que tampoco es sencillo pasar tantas horas junto a otras personas. Se trata entonces en lo posible de encontrar un balance: para aquellas personas que están viviendo la cuarentena en familia, buscar y encontrar aquellos momentos de soledad para estar con uno mismo y para aquellos que estén viviendo la cuarentena solos, buscar y encontrar aquellos momentos de comunicación con otras personas.

*Emociones y pensamientos múltiples ante esta nueva realidad: Es esperable que durante este tiempo tengamos pensamientos encontrados y confusos que nos altere las emociones y por lo tanto, nuestro diario vivir. Es importante para ayudarnos hacer espacio para volver a la conciencia del presente, del ahora. Por ejemplo, hacer respiraciones conscientes, meditar o aquellas actividades que nos permitan poner la atención en el cuerpo y así aquietar nuestra mente. El arte nos ayuda también a aquietar nuestra mente y a expresar nuestro interior: escuchar música, bailar, escribir, dibujar, pintar, etc. Otra herramienta para poder equilibrar nuestras emociones y pensamientos es hablar sobre ello. Poner en palabras lo que pensamos y lo que sentimos genera alivio. Esta situación demandará lo mejor de nosotros mismos. Hay que estar preparados, tener en cuenta los efectos psicológicos de la cuarentena y aprender a gestionarlos.


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